domingo, 2 de diciembre de 2012

Y ahora a ver quién paga el pato.

Todos habréis oído la triste noticia: una niña de 5 años fallece en el polideportivo de Palmones al caerle encima una barra de bar. Lo que quizás no sepáis todos es que es la hija de un bombero del parque de Guadacorte. Un bombero, Jose,  de gran valía como persona y como profesional. Como a casi todo el parque, lo conocí por las inundaciones, y de cuando fui a enseñarle el parque a mi sobrina. Se portaron con ella de una forma impresionante, y desde entonces, siempre que nos hemos cruzado Jose me ha interesado por ella. Siempre amable, siempre simpático, siempre comprensivo.

Pero mi entrada de hoy ha surgido de una gran duda: ¿Quién va a pagar el pato? ¿Quién se va a hacer responsable de tamaño desatino? Porque lo primero que te preguntas es que narices hace una barra de bar en un polideportivo, dónde estaban los responsables de mantenimiento, vigilancia o lo que tenga que haber. Después surge la duda de para qué se debe utilizar un polideportivo. Por definición, un polideportivo es un sitio donde se pueden practicar múltiples deportes. Lo que no me queda claro es si el cervezing o el apoyacoding son considerados deportes.

Hoy en día los politiquillos de tres al cuarto prefieren construir un polideportivo y dedicarlo a eventos de cualquier tipo menos aquellos a los que debería. Es que queda más bonito decir que promueven la práctica de deportes y la vida sana, pero es más rentable organizar allí dentro cualquier otro sarao. Después vienen las excusas: que si eso ya estaba allí desde el gobierno anterior, que si no hay dinero para mantenerlo, que si el sol sale por Antequera..... cualquier cosa vale.

Tiene que ocurrir una desgracia de tamaño descomunal como ésta para que las cosas se arreglen. Ahora se dedicarán a fijar porterías, canastas y gradas, a comprobar que se cumplen las medidas de seguridad, cuando ya una vida inocente se ha perdido. No me explico cómo una niña de 5 años puede hacer caer una barra de bar hecha de hierro y con la parte superior de mármol. En qué condiciones estaba esa barra -aparte de no estar fijada al suelo- para que una niña pequeña intentando alcanzar una botella de agua la tire. Lo peor, que nadie se hace responsable, que nadie explica nada, que se esconden tras la investigación, y que seguro que habrá algún responsable de algún gobierno anterior al que culpar, en vez de admitir la negligencia y dejadez de todos y cada uno de los responsables de que ese tipo de material siguiera ahí.

Nada de lo que se haga le va a devolver la vida a la pequeña Sara, nada de lo que se haga llevará alivio y consuelo a sus padres, a sus amigos, a sus compañeros. Pero siempre esperamos que un suceso tan horrible sirva para que no se pierda otra vida, para que otros niños puedan practicar deporte sin riesgo. Por desgracia tiene que pasar algo malo para que se tomen medidas que deberían haberse ejecutado antes, antes de poner en riesgo la vida de nadie.

Siento no escribir mejor, pero me puede el sentimiento de impotencia, de pérdida, de indignación, de pena. Una pena que me atenaza el corazón y no me deja pensar con claridad. Sólo quiero que alguien pague el pato, pero bien pagado, porque la vida es muy valiosa, y la de un niño -niña en este caso, Sara- aún más.