sábado, 11 de diciembre de 2010

¡¡¡¡JUERGAAAAAA!!!!

No, no os creáis que estoy pensando en irme de fiesta. Estoy pensando en que en este país no se hace huelga, sino juerga. La última prueba la tenéis en la que han formado los controladores aéreos. Cuando les han obligado a trabajar en unas condiciones más acordes a su labor, la lían parda. ¡Y se quejan los muy cabrones! Después que no pegan un palo al agua, que cobran unos sueldazos del copón (hasta 300.000€ anuales, unos 50 kilos de las pesetorris de toa la vida y a razón de 4 kilos al mes) se quejan porque les obligan a trabajar algunas horas más y no le cuentan como laborables los cursos y las vacaciones. ¡Qué verdad es que cuanto más tienen, más quieren!

Lo de las huelgas en España es de película de Almodóvar. A los sindicalistas de hoy se les ha olvidado lo que costó conseguir el derecho a la huelga, y lo han convertido en una amenaza terrorista. Sí, terrorista, porque no se entiende que tengas que ir a la huelga sí o sí. Da igual si no estás de acuerdo, si la huelga ni te va ni te viene: como a ellos le sale de los cojones, tú a pringarla, te guste o no. Es algo que sigo sin comprender; a veces me da la sensación de que los sindicatos quieren vengarse por todos los palos recibidos en la época de Franco, porque si no, no tiene lógica que ellos actúen de la misma manera (os doy a escoger las siglas, que no hay diferencia). Les da igual dejar a cientos de miles de seres humanos sin posibilidad de viajar, de disfrutar de sus familias, amigos, cancelando sueños, ilusiones. Da igual, yo hago huelga y tú te jodes. Y encima tienen la desfachatez de salir por televisión pidiendo perdón, pero que la culpa no es de ellos, sino del gobierno, que los presiona, los maltrata y los obligan a trabajar en unas condiciones infrahumanas. HAY QUE SER CABRÓN. Y para qué hablar de las pérdidas materiales: millones de euros en pérdidas en el sector turístico (se les olvida que el turismo es la principal industria de este país), con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo, una imagen aún más deteriorada de España, para que nadie quiera venir aquí. Pero claro, ellos están puteados porque trabajan en condiciones pésimas. A SACAR CARBÓN EN UNA MINA LOS PONÍA YO, QUE LOS MINEROS SÍ QUE TRABAJAN EN CONDICIONES DURAS.

Hemos dejado que los sindicatos se conviertan en los nuevos fascistas (y no esos pringaos que se limitan a levantar el brazo y cantar el "Cara al sol" y gritar "Viva Franco" el 20N). En esta zona sabemos de huelgas y huelguistas, de piquetes "informativos" que te insultan, te amenazan, te sacan fotos sin permiso, se cagan en tus difuntos más frescos y se esconden tras pasamontañas, como los etarras. De contratas que no hacen la huelga en la sede de su empresa, sino en donde prestan sus servicios, fastidiando a los demás, que sin comerlo ni beberlo, se tienen que joder, y encima te sueltan que tienes que ser solidario, que tienes que apoyarlos (veáse la última de Imtech). Vamos a ver, en qué cabeza cabe que tienes que buscar mi apoyo fastidiándome, que porque me jodas te voy a hacer caso. Ni de coña. También me gustaría saber por qué todas las huelgas se hacen en la puerta de Acerinox. No tengo datos que digan que es el sitio oficial de huelga en el Campo de Gibraltar, pero todos los huelguistas se plantan ahí. Que una empresa de contratas putea a sus trabajadores, pues nada, a protestar a Acerinox. No se protesta en la puerta de la empresa, o en la de la casa del empresario, nooooo, eso no queda bien en la fotito, pero el letrero de Acerinox queda de puta madre en tos laos.

Los que me conocen saben que Acerinox me toca de cerca (mi shurri trabaja ahí). Me he tragado demasiadas huelgas del metal para saber la clase de hijoputas y cabrones que son los líderes sindicales, y lo borregos que pueden llegar a ser muchos trabajadores (que no todos). No se me olvida (y dudo que lo olvide nunca) el autobús apedreado en la última -por ahora- huelga conflictiva. Los guardiaciviles que entraron en Acerinox fueron unos fascistas y todos los sindicatos fueron unánimes en su condena y en afirmar que "habíamos vuelto a los tiempos de Franco". Lo que se les olvidó mencionar es que una pandilla de encapuchados -porque no tienen cojones de dar la cara- apedrearon el autobús donde iban los "jefes" según los mu lumbreras de los sindicalistas, cuando en realidad iban trabajadores (algunos jefes de departamento también) a los que Acerinox, por el mero hecho de tener un título universitario, contrata "fuera de convenio", por lo que las negociaciones no les afecta, ni para lo bueno ni para lo malo (lo primero más que lo segundo). Trabajadores que no pueden apoyar la huelga porque les quitan del sueldo los días que no trabajan, que tienen condiciones laborales peores que un oficial de 3ª en laminación y que cobran menos que los que están en acería.

Pero, claro, los listos de los sindicalistas (escoged siglas) envenenan a los pobres currantes ignorantes, que sólo entienden de partirse el lomo trabajando y de mantener a sus familias y darles la mejor calidad de vida posible, con mentiras y falsas promesas de lucha, mientras que ellos cobran su sueldo íntegro sin presentarse a trabajar, que para eso son liberados sindicales, y luchan por el bienestar de sus compañeros -siempre y cuando estén sindicados, claro-, dejando que trabajen los demás, mientras ellos se dedican a chupar de la teta y a comprarse buenos coches con el sueldo que no se merecen -el que menos de Mercedes y BMW para arriba-. Pero si se te ocurre decirle esto a un sindicalista, eres facha, retrógrado, reencarnación de Franco, y yo que sé que más. Y me quedo aquí por ahora, porque me estoy cabreando nada más que de pensar lo que sé de algún que otro listo que se las da de "luchador" obrero. Hijos de putas aprovechados es lo que son. Y lo he dicho antes, escoged siglas.

martes, 7 de diciembre de 2010

¿Atención al cliente?

No me considero una persona racista: me da igual el color de la piel, el credo religioso o político o el país de donde venga una persona. Sí soy intolerante con determinados comportamientos, pero para ser un cabrón no hace falta ser de otra etnia, que en España los criamos como las cebollas: salen de la tierra. Pero últimamente no llamo a un servicio de atención al cliente de alguna compañía sin que me conteste un sudamericano. Ojo, que no tengo nada personal contra ellos: son de lo más educado: siempre "por favor", "disculpe" y el trato de usted y correcto (cosa que los españoles no hacemos ni de coña). Pero me toca los huevarios el que no tengan ni zorra idea de lo que les hablas.

Hace un mes estuve peleándome con Vodafone por problemas de ruido y cruces en el teléfono fijo (tengo ADSL con ellos y la voz va por IP a través del router). Uno de los sudamericanos que me atendió tuvo la desfachatez o la ignorancia más absoluta (me inclino por lo segundo) de decirme que mi teléfono inalámbrico tenía interferencias de la antena parabólica de mi vecino: no sabía yo que tenía el teléfono de la NASA. Menos mal que cuando me llamó el técnico, que era español, confirmó que la avería no era del router, sino del cable de Timofónica (tal y como yo sospechaba). Eso sí, se descojonó cuando le dije lo de la parabólica y me aconsejó que no me deshiciera nunca de semejante teléfono (se lo tomó tan a cachondeo como yo).

Anoche me tocó llamar a Endesa. Hubo corte del suministro eléctrico a las 12 de la noche. En circunstancias normales, me da igual, pero con una alerta amarilla por lluvias y una bomba de achique eléctrica, ya me contaréis. Me atendió una chica a la que tuve que repetirle veinte veces que vivo en el municipio de Los Barrios, en la zona de Guadacorte, provincia de Cádiz -sé que el teléfono a que llamo atiende a nivel nacional-, otras veinte la dirección, incluso tuve que deletrearle "jilgueros", porque "¿se escribe con h al principio, no?". Sí, pensé, con h de cohones, no te jode. Cuando no encontraba la dirección, se le ocurrió preguntarme mi nombre para dirigirse a mí, y me costó otros pocos intentos que me entendiera el "Reyes", que además procuro pronunciar bien, para facilitarle las cosas a los no andaluz-parlantes. A pesar de todos los esfuerzos, la chica sigue sin encontrar mi dirección. Me pide el DNI del titular o la dirección que aparece en la factura (cosa que tenía que haber hecho al principio). Cuando le doy el DNI de mi marido, resulta que Endesa engloba a Palmones y a Guadacorte en la misma zona, pone el nombre del municipio en la dirección y mi casa la tiene por el nombre de urbanización y parcela. Muy claro, diáfano: para matar al que metió los datos, despacito, para que le duela. Pues la señora va y me suelta que le estoy dando datos erróneos, a lo que le contesto que tengo Palmones a 5 kilómetros, Los Barrios a más y que ambas zonas no son municipios, sino núcleos urbanos que pertenecen a un municipio, que es distinto. ¿Creéis que se enteró? Pues va a ser que no, porque siguió hablando de que no había incidencias en Palmones. Cuando ya me tenía de los nervios, con toda la mala leche del mundo le pregunto si se ha molestado en escucharme, que no estamos en Palmones y que estamos sin luz, que incluso el alumbrado de la calle se ha ido. Me suelta con todo el automatismo del mundo que "se ha registrado mi incidencia y que se ha notificado a los técnicos para que la solucionen cuanto antes. Si en 90 minutos no se ha solucionado, ruega tome nota del número de incidencia y que vuelva a llamar y facilite ese número a quien me atienda" (fijaos si me cabreó que se me ha quedado todo lo que me dijo, yo que olvido hasta mi nombre). Me disparato, y le suelto que estamos en alerta amarilla por lluvias y que si no restablecen el suministro pronto, van a ser muchos los vecinos inundados y la denuncia que le vamos a poner a Endesa va a ser de campeonato, que vamos a interponer una demanda por lo penal (los que me conocéis sabéis que cuando me cabreo, suelto una cantidad de disparates impresionante) y otras barbaridades por el estilo, pero la chica vuelve a soltarme lo de los 90 minutos. Intento serenarme y recordar que ella sólo atiende el teléfono y que no es quien me va a arreglar la avería. Le doy las gracias de muy malos modos, y aún así me las da ella con toda la amabilidad y me desea "que pase una buena noche".

Desde luego de buena noche nada: estuve esperando a que se restableciera el suministro (media hora), me desvelé y tardé dos horas en volver a conciliar el sueño. Molestia personal aparte, también está la económica: llamas a un 902 desde el móvil (el fijo sin electricidad no funciona) que te cuesta una pasta, la que te atiende te hace esperar, bien porque no se entera o porque no se entera, y cuando vuelve el suministro, corres el riesgo de que algo se te estropee (a mi nevera se le queda pillado el motor a veces, y ya es la segunda nevera). Y yo me pregunto: ¿Eso es atender al cliente? Considero totalmente injusto que a la hora de hacer nuevos clientes todo son facilidades: mejores móviles, tarifas, servicios, lo que sea. Y a los antiguos que nos jodan. No nos premian nuestra fidelidad, nos obligan a quedarnos con ellos por un tiempo (quién no tiene algún contrato con permanencia, ya sea en el móvil, en el Plus o en la ADSL), a pagar para quejarnos, nos tratan como si fuéramos tontos y encima te ningunean. ¿Qué quieren?¿Que nos estemos cambiando constantemente de compañía de teléfonos, de electricidad, gas, seguro del coche para poder disfrutar de las ofertas? Ojalá, pero como te lo ponen tan fácil el cambiarte (me costó casi un mes el que Timofónica le diera mi número de fijo a Vodafone), vamos, como el que cambia de canal. El caso es fastidiar y recaudar, para poder decir a final de año que han obtenido tanto de beneficio, y que éste se lo repartan los mismos cabrones cebolleros de siempre. Como decía mi padre: "después de cornudo, apaleao". Así nos va.