lunes, 8 de noviembre de 2010

Las que ya peinamos canas

Acabo de leer en Yahoo que han despedido a una presentadora de la BBC por oponerse a teñirse e inyectarse botox. Lo peor no eso esto, sino los comentarios de algunos al decir que tiene que hacerlo por estar trabajando en la tele. Yo no me puedo teñir, soy alérgica a los tintes, y la verdad es que, a mis 44 tacazos del ala, las canas no me salen, me invaden directamente. Me guste o no, me aguanto: prefiero tener pelo canoso a no tener pelo.

En cuanto al botox, prefiero mis arrugas (se me acentúan cuando me río, y me parece genial) a tener la cara de plástico de Nicole Kidman, por ejemplo. No sé si habéis visto a la Kid en la película "Australia". La peli es mala, el Hugh Jackman está para hacerle unos pocos favores y la Nicole no se sabe si está triste, alegre, sorprendida o dormida. No le cambia la expresión en las 2 horas largas que dura el rollo.

Me fastidia este mundo en el que vivimos, donde la imagen cuenta más que la verdadera esencia de la persona. Tengo amigos guapos, feos, altos, bajos, delgados y gordos, pero todos ellos son inteligentes, buenas personas y con ideas claras a la hora de valorar a los demás. Quizás porque soy bajita, gorda y fea -pero con una personalidad única y difícil de encontrar, modestia aparte, claro- me fijo en lo que hay detrás de las apariencias, de la imagen externa. Me da igual el físico de una persona. Creo haber aprendido a valorar a la gente por cómo es y no por lo qué es o parece. Hay una canción del grupo Aterciopelados llamada "El estuche" en la que el estribillo insiste en "Mira la esencia no las apariencias. Que todo entra por los ojos, dicen los superficiales, lo que hay adentro es lo que vale".

Quiero que esto sea un llamamiento a las cuarentonas canosas, arrugadas, con sobrepeso y hartas de la hipocresía de esta sociedad en la que vivimos. A las que, como yo, están cansadas de que tengamos que parecer Barbies, cuando la mujer española, y sobre todo la andaluza, es guapa por naturaleza, sin aditivos ni colorantes ni conservantes. Que somos mujeres de armas tomar, con inteligencia de sobra para hacernos las tontas cuando nos conviene, llevar adelante nuestras casas, maridos, hijos, trabajos y lo que nos echen con una fortaleza difícil de encontrar en otro ser de este planeta. Y no nos hace falta botox ni leches para sabernos guapas y valientes.

Un beso enorme a todas las mujeres del planeta.

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